La verborrea populista de la región sin duda alguna ha permeado entre los chilenos, que están en las calles reclamando que su país se parezca más a los otros de América Latina, con gobiernos y Estados más paternalistas.

Es cierto qué hay contención para la movilidad social en una sociedad en la que no se accede a una carrera rentable sin el filtro de una educación privada que no pueden costearse los quintiles más bajos, que tienen que valerse del la pública, en 60% gratuita, pero muy alejada de los niveles de excelencia.

También lo es que indicadores macroeconómicos de un producto interno bruto muy por encima de los del promedio toda la región, no implica desarrollo económico y social en todos los niveles, pero cuando los chilenos destruyan sus condiciones actuales, acabarán lamentándose.

Las protestas se iniciaron bajo el pretexto de una elevación de 30 pesos en el precio de los boletos del metro, pero ante una reacción tan airada de la población que imitó a la haitiana que se caracteriza por protestar destruyendo riquezas, el Gobierno dio marcha atrás, pero más vale no haber hecho nada porque la poblada no se aplacó.

¿Por qué razón? Es donde se empieza a saber que no era por los treinta pesos de metro sino por los 30 años del modelo económico que hace que Chile se asemeje más a una empresa que a un país.,

Cosa como el agua potable, la energía eléctrica y las carreteras, que son servicios por los que en nuestros países se paga pero a precios subsidiados o con tarifas simbólicas, en Chile son bienes y servicios privatizados, sin franja de morosidades.

Hasta que Bachelet lo modificó cualquier chileno podía hacer la carrera que quisiera, no importa el costo ni el nivel de ingreso de su familia. Único problema es que al terminarla quedaba atado a una deuda que tenía que empezar a pagar en cuotas desde que iniciara a trabajar.

Aunque ante lo nunca visto se cometió el error de responder con militarización, lo que lejos de disuadir, atizó el fogón, el presidente Sebatian Piñera se ha comportado con gran tino manejando la situación, siendo capaz de pedir perdón por la falta de visión y presentando un amplio programa de reformas económicas y sociales.

Desde incremento al ingreso básico, mejorías significativas en las pensiones solidarias, defensoría para las víctimas, que en nuestros países sólo existen para los delincuentes, reducción de los ingresos de los parlamentarios, y, muchas otras, pero las manifestaciones no se han contenido, sino que por el contrario, después de los anuncios se produjo la manifestación más grande de toda la historia con la concurrencia de 1.2 millones de personas.

No rechazan las nuevas conquistas, pero siguen movilizados reclamando algo que se llama igualdad, que los regímenes que pretendieron establecerla fracasaron estrepitosamente y el que ha sido modelo de desarrollo mundial, tuvo que trabajar con los dos sistemas, el que garantiza un básico digno para todos, pero que no limita la capacidad creativa de los que más se esfuercen.

El modelo que a los chilenos se les ha metido en la cabeza derribar  lo ha hecho 25 mil millones de dólares más ricos, que antes de su implementación y los ha convertido en un país de altos ingresos percapita, pero se dicen hartos de la política y paradójicamente quieren que temas básicos dependan de los politicos que del mercado.