Ginebra.-  Los flujos de inversión extranjera directa (IED) a América Latina y el Caribe disminuyeron un seis por ciento en 2018, a 147 mil millones de dólares, dictaminó un informe de una entidad especializada.

De acuerdo con el reporte de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad), durante el pasado año la región no pudo mantener el repunte de 2017, que puso fin a un prolongado descenso de la inversión.

Por subregiones, los flujos a América del Sur cayeron un seis por ciento, a 101 mil millones de dólares, debido al descenso de la inversión dirigida a Brasil y Colombia fundamentalmente, adujo la información.

La difícil situación económica de Brasil, y una abrupta reducción de las fusiones y adquisiciones en comparación con los niveles sin precedentes de 2017, se tradujeron en una caída del nueve por ciento de las entradas de inversión al país, a 61 mil millones de dólares, estableció la Unctad.

Para el caso de Colombia, los flujos descendieron un 20 por ciento, a 11mil millones de dólares.

En el Caribe, si se excluyen los centros financieros extraterritoriales, los flujos cayeron un 32 por ciento, reveló el análisis.

La contracción se debió al descenso de la IED de dos mil 500 millones de dólares en República Dominicana, el mayor receptor de esa zona, a pesar del enérgico crecimiento económico que se registró en 2018.

Las tensiones entre sus mayores socios comerciales y una desaceleración económica mundial plantean riesgos considerables a las exportaciones en América Latina y el Caribe, dominadas por los productos básicos, que podrían empañar las perspectivas de la IED, dijo el director de la División de la Inversión y la Empresa, James Zhan.

No obstante, abundó la información, un número cada vez mayor de países de la región está apostando a las zonas económicas especiales.

Así, en los últimos cinco años, Argentina, Brasil, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Paraguay, Perú y Uruguay han revisado sus estrategias en la materia de zonas económicas especiales para alinearlas a los parques industriales y las zonas de desarrollo, con miras a la creación de empleo y el fomento de la modernización tecnológica.

Esto podría traducirse en la creación o el inicio de las operaciones de 20 a 30 zonas económicas especiales en los próximos cinco años, consideró el análisis, al tiempo que estableció que existen alrededor de 500 de estos enclaves en la región, que alojan a más de 10 mil empresas y emplean a alrededor de un millón de personas.

'En la prospectiva para América vemos numerosos factores positivos para atraer a los inversores. Los recursos naturales, la infraestructura y los bienes de consumo deberían seguir atrayéndolos,' remarcó en el informe Zhan.