Mientras el mundo se esfuer­za por encontrar una sali­da a la pandemia, la de­presión golpea cada vez más a la humanidad. La nube negra, como le llama el Sabina, inclu­ye ya a continentes, regiones y países, cuyos ciudadanos se caracterizan por su vocación para la alegría. África, Andalucía, nosotros, mulatos descafeinados, y casi felices andalu­ces pasados por África.

Si ya antes era grave la incertidumbre, el tener que ver al hombre convertido “en lobo del hombre”, observar entristecido la soledad en compañía de un ser humano vencido por un capitalismo salvaje en su versión más arro­gante e inhumana que el neoliberalismo nos ha regalado, el Covid-19 nos ha traído otra peste: la depresión.

Muy posiblemente fue la depresión la res­ponsable de la trágica partida de quien fuera todo un “caballero de la política”, como acer­tadamente lo definiera el presidente Abina­der, el doctor Reinaldo Pared Pérez.

El inesperado y doloroso adiós de Reinal­do, que conmovió al país y especialmente al mundo político, mostró otro drama menor, no humano ni familiar, pero sí político, al pre­sentar en diplomática conversación, -obliga­dos por el adiós al compañero de casi medio siglo-, a los expresidente Fernández y Medi­na, responsables de la división del PLD cuyos pedazos, en verde y en morado, hoy se des­acreditan con especial virulencia, corriendo el riesgo de convencer a los electores de sus mutuas acusaciones.

La foto en la que aparecen ambos ex­mandatarios con la Dra. Margarita Cede­ño al centro, - cuya candidatura presiden­cial en 2020 por lo menos hubiese evitado la división de esa organización- debe ser para los tres la suma de todas las nostal­gias, el político “resquemor de no haber si­do”, la evidencia en sepia de lo que pueden los egos y el síndrome de Hubris cuando de tanto ganar siempre ocupan la cabeza de quien está dispuesto a matarse con tal de que el otro se muera.

Reinaldo Pared Pérez, quien en dece­nas de ocasiones fue el gran armador/ me­diador por un entendimiento Fernández-Medina que nunca llegó, en su adiós hizo el último esfuerzo que una foto ha recogi­do para la historia, y para que los peledeís­tas, ya en verde o en morado, admitan lo que tanto se les advirtió, citando al Martín Fierro... “tengan unión verdadera en cual­quier tiempo que sea, pues si entre ustedes se pelean, los devoran los de afuera”. Preci­samente...