La semana ha sido portadora de noticias que menguan el pesimismo:
El gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu, informó que la inflación interanual fue inferior en mayo y junio que en abril, y que se espera que este comportamiento continúe lo que resta del año.
Después surgió la información que daba cuenta de un primer acuerdo entre Rusia y Ucrania, con la mediación de Turquía y de las Naciones Unidas, que facilitará la exportación de veintidós mil toneladas de trigo ucraniano y de fertilizantes rusos, lo que menguará la escasez de esos productos y reducirá sus precios en el mercado internacional.
Antes, el presidente Luis Abinader, percatado del efecto que tendría en las familias y en los negocios el tercer incremento de la tarifa energética, como parte de la programación escalonada de desmonte del subsidio eléctrico, anunció la suspensión de las futuras alzas e instruyó a desmontar el encarecimiento vigente para este mes, cosa que ya se oficializó con una resolución de la Superintendencia de Electricidad.
Por otra parte, el Seguro Nacional de Salud (SENASA) anunció el incremento de uno a dos millones de pesos en la cobertura a sus asegurados en 16 enfermedades catastróficas.
Y, dejando a un lado la inmadurez con la que se manejó en el Senado de la República la propuesta de Ley de Extinción de Dominio, la Cámara de Diputados logró un consenso que permitió la aprobación unánime de una pieza que salvó las inconstitucionalidades en las que habían incurrido los senadores, una de ellas, su aprobación con mayoría simple.
En contraste está la información de que mientras se apretaba la tuerca contra los clientes de las distribuidoras de electricidad elevándoles la factura energética, el superintendente de electricidad y los miembros del Consejo de la SIE, se despachaban un sustancioso aumento de sueldo pretextando que tenían que ponerse a tono con la inflación, convirtiéndose en los únicos dominicanos con tal privilegio.
El Banco Central Europeo anunció la mayor subida en cuarenta años de sus tasas de política monetaria, haciendo lo de otros emisores del mundo para tratar de contener la inflación,y eso puede tener un impacto desfavorable tanto en las inversiones europeas en República Dominicana como en los flujos turísticos.
También lamentar que el primer ministro italiano, Mariano Draghi, consumara la renuncia que había anunciado, porque no se conjugaron las condiciones que les hubiesen permitido variar su decisión.
Otro hecho que no se puede ignorar es la crisis en que está inmersa desde hace varias semanas, Panamá, el país con la mayor fortaleza económica en Centroamérica. Los reclamos principales parten del descontento con los niveles de inflación, de apenas, 5,2%, prácticamente la mitad de la que padece dominicana.
El ingreso per cápita de los panameños es tres veces superior al de los nicaragüenses, guatemaltecos, hondureños y salvadoreños. Su tasa de pobreza es de 12,3%; la de Costa Rica, 26,8%; El Salvador, 22,8%; Guatemala, 60%; y Honduras, 63%.
Eso verifica lo que dice Albert Camus, que “el espíritu de rebeldía se expresa difícilmente en las sociedades en que las desigualdades son muy grandes (régimen de castas hindúes) o, por el, contrario en aquellas en que la igualdad es absoluta (sociedades primitivas). En sociedad el espíritu de rebeldía sólo es posible en los grupos en que una igualdad teórica esconde grandes desigualdades de hecho…la rebeldía es propia del hombre informado, que posee la consciencia de sus derechos”.
Hay mayores protestas en sociedades de clase media.
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