IA y Algoritmos para salvaguardar una "guardería de jaguares" en sureste de México

Guardería de Jaguares en Mexico
La tecnología y la naturaleza colaboran en la península de Yucatán, en el sureste de México, para salvaguardar la guardería de jaguares de la reserva de Dzilam de Bravo, ante las amenazas que enfrenta este emblemático felino, como la rápida disminución de su hábitat y la presencia de cazadores ilegales, según constató EFE durante un recorrido.
Rodeados de nubes de mosquitos y los pozos naturales de agua dulce de la región, conocidos como cenotes, los jaguares de Dzilam de Bravo disfrutan de una existencia centrada en la reproducción y el consumo de sus presas preferidas: los pecaríes y venados.
El proyecto ‘Tech4Nature’ reúne a empresas tecnológicas y organizaciones civiles dedicadas a la conservación ambiental, como C Minds y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), con el respaldo del Gobierno estatal de Yucatán.
Los científicos han instalado más de 20 cámaras trampa en la reserva para estimar la población de jaguares mediante un algoritmo diseñado para identificar a cada individuo a través de las manchas en su piel, que actúan como huellas digitales.
«Eso es lo más importante, no se trata solo del número, sino de las condiciones en las que están. Y aquí hay hembras, hay machos y hay cachorros. Es decir, aquí se reproducen. Es una guardería de jaguares», señaló Anuar Hernández, responsable del Programa de Felinos en Pronatura, una de las asociaciones vinculadas al proyecto.
Con la ayuda del sistema de inteligencia artificial del equipo Huawei Cloud, los investigadores locales están localizando a los jaguares de la reserva, que abarca más de 60.000 hectáreas, desde el inicio del proyecto en 2022.
Los datos recopilados por los sensores de monitoreo cada 40 días se envían a los laboratorios de la Universidad Politécnica de Yucatán en Mérida, a más de 100 kilómetros de distancia, para su análisis.
Los ecologistas estiman que hay entre 4.000 y 5.000 jaguares en estado salvaje en México, y más de la mitad habita en la península de Yucatán, lo que la convierte en una de las principales regiones para la conservación de este animal, de gran importancia en las culturas indígenas como la de los aztecas y los mayas.
«Al algoritmo aún le queda trabajo»
El recorrido por la reserva es guiado por Benjamín Campos y Juan Castillo, dos experimentados guías locales, quienes comentan con ironía que el algoritmo todavía necesita mejorar.
Ellos mencionan la existencia de más de 40 ejemplares.
Cada pocos pasos señalan las huellas que los felinos dejan en el suelo y, al avanzar hacia áreas donde la vegetación se torna casi en manglares cerca del mar, se detienen en seco para escuchar la respiración profunda de uno de los jaguares, a unos 50 metros de distancia.
«Yo no busco al jaguar, yo dejo que él me encuentre a mí. Tengo un enorme respeto por los jaguares», explicó Campos durante la caminata de cerca de cuatro horas a las profundidades de la selva de Yucatán.
Por su parte, Castillo expresó su preocupación por el rápido deterioro del ecosistema, recordando cómo hace 30 años la reserva de Dzilam de Bravo «estaba repleta de venados y jaguares».
«Todo esto es tierra de jaguares, ojalá todavía haya una manera de cuidarlos, porque si no, mañana solo lo estaríamos viendo en los libros”, advirtió al celebrar que se valore la riqueza natural del lugar en el que creció.









