









Monica Lewinsky
Infobae_ En 1998, con solo 24 años, Monica Lewinsky pasó de ser una becaria en la Casa Blanca a estar en el centro de uno de los escándalos políticos más grandes del siglo XX. Su relación con el entonces presidente Bill Clinton marcó su vida para siempre, exponiéndola al escrutinio público y afectando su futuro profesional.
"Un día era una ciudadana privada; al siguiente, mis conversaciones más personales estaban disponibles para el mundo entero", recordó en una entrevista con Rolling Stone.
Durante 18 meses, su vínculo con Clinton fue tema de debate en medios y motivo de burlas. Intentó aprovechar su notoriedad con entrevistas y un libro, pero pronto comprendió que su carrera convencional había quedado destruida antes de comenzar.
"No había manera de que volviera a ser una persona privada", explicó.
Buscando reconstruirse, se mudó a Inglaterra para estudiar una maestría en psicología social en la London School of Economics, pero incluso tras obtener su título, encontrar trabajo fue un desafío.
"Había lugares que me decían ‘Nos encantaría contratarte, pero ¿puedes conseguirnos una carta de indemnización?'", relató.
En 2008, la campaña presidencial de Hillary Clinton revivió el escándalo, dificultando aún más su reinserción.
Su perspectiva comenzó a cambiar en 2010, tras el caso de Tyler Clementi, un joven que murió por suicidio luego de ser víctima de ciberacoso.
"Me di cuenta de que esto les estaba pasando a otras personas, a jóvenes que no eran figuras públicas", recordó. "Tal vez, aunque yo no estaba prosperando, al menos estaba aquí. Logré sobrevivir de alguna manera, así que es posible".
En 2014, después de años de silencio, publicó el ensayo Shame and Survival (Vergüenza y supervivencia) en Vanity Fair, donde abordó su experiencia con la humillación pública.
"El mundo había cambiado. Había una nueva generación que no había vivido la ‘lavada de cerebro’ mediática de los 90″, explicó.
Desde entonces, ha sido una activista contra el ciberacoso, participando en campañas y produciendo el documental 15 Minutes of Shame. También dio una TED Talk viral en 2015, donde abordó el impacto del acoso digital.
A pesar de haberse convertido en una voz respetada, Lewinsky admite que su relación con la prensa sigue siendo compleja.
"Aún tengo Trastorno de Estrés Postraumático (PTSD) por muchas cosas que ocurrieron en el 98, y una de ellas es mi experiencia con la prensa", afirmó.
Ahora, está lista para su nuevo proyecto, el pódcast Reclaiming With Monica Lewinsky, donde entrevistará a personas que han tenido que redefinir su identidad tras experiencias difíciles.
"Cada invitado recibirá un cristal al final del programa", comentó con una sonrisa, destacando la importancia de estos objetos en su proceso de sanación.
Algunos de los primeros invitados incluyen a Molly Ringwald, Kara Swisher, Anne Lamott y Alan Cumming.
"Me interesa el caos de cómo pasamos de un punto a otro en nuestras vidas", explicó.
El movimiento #MeToo la llevó a reevaluar su historia desde otra perspectiva.
"Siempre supe que no era agresión sexual. Quería estar ahí. Pero ¿entendí realmente lo que implicaba? No", reflexionó.
Hoy, con 51 años, ve la relación con Clinton bajo otra luz:
"Ahora tengo 51 años. La idea de estar en una relación con alguien de 24 me parece una locura en muchos niveles".
También observa cómo otras mujeres han enfrentado situaciones similares:
"Cuando veo lo que pasó con Gisèle Pelicot en Francia, pienso: ‘Si no hubiera habido video, nadie le habría creído’. ¿Cuántas otras historias como esa existen?".
Además del pódcast, trabaja en una serie sobre Amanda Knox, la joven estadounidense condenada erróneamente en Italia.
En cuanto a su vida personal, se siente en un buen momento.
"Temía cumplir 50 porque a los 40 me sentí fatal. Pensaba en todo lo que no había logrado. Pero mi 49 fue increíble. Fue un año de aceptación".
Sobre el amor, sigue abierta a encontrar pareja, pero evita las apps de citas:
"Soy muy crédula. Me van a engañar seguro", dijo riendo. "Prefiero los encuentros por recomendación de amigos".
Después de más de dos décadas de lucha, siente que finalmente ha reclamado su historia.
"Cada cosa positiva que llega borra algo negativo del pasado", reflexionó. "No hubiera imaginado esta vida en 1999. Ni siquiera en 2009. Pero aquí estoy, y estoy agradecida".