Comer despacio puede ayudarte a perder peso: el cerebro tarda 20 minutos en registrar la saciedad

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Comer más lentamente no solo mejora la digestión, también puede ser una herramienta eficaz para controlar el peso. Según diversos estudios, el cerebro necesita entre 15 y 20 minutos para procesar las señales de saciedad que envía el sistema digestivo.
Comer demasiado rápido puede hacer que consumamos más calorías de las necesarias antes de que el cuerpo registre que ya está satisfecho.
“Cuando comes con calma, das tiempo al intestino para liberar hormonas como la leptina y la colecistoquinina, que informan al cerebro que has comido suficiente”, explica el Dr. Jorge Garcés, endocrinólogo especializado en metabolismo. Estas señales de saciedad se producen de forma progresiva durante la comida, y al comer lentamente, se refuerzan.
Una investigación publicada en The Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics (2014) encontró que las personas que comían despacio ingerían menos calorías y reportaban sentirse más llenas al terminar. Otro estudio de la Universidad de Kyushu, en Japón, descubrió que las personas que comían rápido eran cinco veces más propensas a tener sobrepeso que aquellas que comían a un ritmo pausado.
Además de favorecer la pérdida de peso, comer lentamente puede mejorar la digestión, reducir el estrés alimentario y ayudar a identificar mejor los niveles reales de hambre. "La alimentación consciente, o mindful eating, se basa precisamente en esto: prestar atención plena al acto de comer para evitar excesos", afirma la nutricionista española Laura Jorge.
Para adoptar este hábito, los expertos recomiendan masticar bien cada bocado, dejar los cubiertos entre bocados, evitar distracciones como pantallas y dedicar al menos 20 minutos a cada comida.









